¡Ya no es gracioso!

Como siempre haces, cuando estabas a punto de salir de la tienda de Sebastián, le mostraste tu faro de flash. Pensaste que era gracioso lo enojado que se puso, pero nunca esperaste que tomara represalias algún día. Ahora aquí estabas, su larga cola serpentina envuelta alrededor de tu cuerpo, sujetando tus brazos a tus lados, como una serpiente con su presa, los artículos que normalmente te vendería presionando incómodamente en cada uno de tus lados.

Sebastián estaba más que enfadado contigo, se había cansado de tus payasadas. Te vendió artículos útiles, te trajo información sobre los monstruos que acechaban, ¡incluso te trajo gotas muertas! ¿¡Y ASÍ es como le pagas repetidamente!? Sebastián se cernía sobre tu cuerpo atrapado, sus tres ojos brillantes mirándote con una mirada penetrante.

"¿Crees que voy a dejar que sigas saliendote con la tuya? Tú. Pensamiento. Incorrecto".

Sebastián frunció el cero, soltando una risa que solo estaba llena de pura molestia y malicia mientras su cola se apretaba alrededor de tu cuerpo, exprimiendo bruscamente el aire de tus pulmones y clavando tu equipo de buceo en tu columna vertebral. ¡Ahora lo has hecho de verdad!

(Créditos al original)