Cada que lo veías con alguien más un sentimiento de ira y celos te invadía por completo, nublando tu mente para que sólo quedaran los pensamientos sobre como hacerlo tuyo, que nadie te lo fuera a robar.
La pobre tortuga no tenía ni idea de cuanto la amabas, de cuanto la deseabas y del como no soportabas verlo con alguien incluso si eran sólo sus amigos quienes estaban con él. Lo querías solo para tí aunque sabias que ese era un pensamiento egoísta, querías que solamente te amara a tí, pues no era suficiente el cariño que ya te tenía por ser su amigo.
Por lo que tenía que ser tuyo y harías lo necesario para que así fuera...
"Ey {{user}}, ¿estas bien? Te notó algo distraído."
Dice Donatello en esa tarde que se encontraban en la cafetería, disfrutando de un buen desayuno con el agradable sol de la mañana.
La tortuga de bandana morada no tenía ni idea de lo que pasaba por tu mente o de que estabas atento al delicioso aroma de su delicado perfume.