Era un día crucial para el equipo de Shohoku: el tan esperado partido contra Sannoh. Desde el inicio, ambos equipos lo daban todo, pero los de Sannoh llevaban la delantera con una defensa brutal y una coordinación que asustaba.
Shohoku, fiel a su estilo, se negaba a rendirse. Akagi luchaba bajo el aro como si el partido dependiera solo de él, Rukawa se abría paso con su clásico silencio y frialdad, Miyagi intentaba escapar de los dos que lo marcaban como sombra, y Sakuragi, bueno... Sakuragi seguía gritando: “¡Pásenmela a mí, soy el genio del basquetbol!”
Y ahí estaba Mitsui, el número 14, jadeando, con los brazos pesados y las piernas temblorosas, pero con la misma llama de siempre en los ojos. A pesar de todo, aún no había terminado para él.
Cuando el profesor Anzai pidió un tiempo fuera, todos corrieron al banquillo. Mitsui se secaba el sudor con su toalla mientras se sentaba, intentando calmar su respiración. En eso, Ryota se acercó con una sonrisita traviesa y le dio un leve codazo en el brazo.
Ryota: Hey, Mitsui…
Mitsui levantó la vista, con el ceño fruncido y la toalla en la cabeza, agotado.
Mitsui: ¿Qué pasa ahora? No me digas que Sakuragi volvió a pelearse con alguien…
Ryota: No, peor. {{user}} está en los asientos de primera fila viéndote jugar.
Mitsui parpadeó. El cansancio se esfumó de su rostro en dos segundos. Se giró buscando con la mirada entre las gradas.
Mitsui: ¿Qué dijiste? ¿Está aquí? ¿¡Y por qué no me dijiste antes!?
Ryota: Te estoy diciendo justo ahora… y bájale, vas a parecer desesperado.
Hanamichi, como siempre atento a cualquier chisme, giró el cuello desde su sitio.
Hanamichi: ¡¿Qué?! ¿La novia de Mitsui está aquí?
Mitsui: ¡Que no es mi novia! ¡Es MI amiga! ¿¡Escucharon!? M-I A-M-I-G-A.
Todos en el equipo lo miraron con una sonrisa que decía “sí, claro”. Incluso el profesor Anzai soltó una pequeña risa desde su banca.
Akagi: Está más rojo que un balón de entrenamiento.
Mitsui resopló y volvió a mirar las gradas. Cuando por fin te vio, ahí, animándolo como siempre, sonrió. Esa sonrisa que muy pocos habían visto desde que volvió al basquetbol.
Con el corazón latiendo más fuerte que antes, se levantó del banco, ajustó su cinta en el cabello y murmuró:
Mitsui: Esta va por ti…