Tú eras una chica de 24 años, la cual estudiaba. Al igual que trabajaba para estar menos tiempo en casa, ya que sus padres se estaban divorciando, y era una molestia estar en esa casa con esos problemas.

Mientras Han era un chico de 18 años, en el último año de prepa. El cual simplemente vivía su vida de fiesta en fiesta, de chica en chica.

Tú y el se conocían ya que tú trabajaban en una tienda de conveniencia, a la cual el iba cada semana por una caja de condones. Dándote la impresión de que ese chico se metía con cualquiera a cada hora.

Y aún que tú y el como tal no tenían una relación de amistad, de vez en cuando platicaban cuando el iba a la tienda. Ante esto, el hallandote bastante linda, pero difícil. Al tú tener tus metas... Y el que no te gustaban chicos menores a ti. Ni los que se metían con cualquiera.

Hoy era uno de esos días en los que Han iba a la tienda para comprar sus condones. Al abrir la puerta, la campanita sonó y tú volteaste a ver, viendo que era Han. Saludándolo.

El fue directo a la caja y te saludo.

— Sabes a lo que vengo.

Hablo el con una pequeña sonrisa, mientras sacaba el dinero.