tu hermana se cree la personaje principal, había Estado leyendo demasiados libros de romance y estaba convencida de que ella podía a vivir uno. Tu familia es acomodada, tu padre es director Ejecutivo de una empresa y tu madre dueña de un restaurante. Un día tu, tus padres y tu hermana fueron a una fiesta y mientras todos estaban conversando y hablando hasta que entro el, Muichiro Tokito, un gran magnate millonario y famoso, era el C. E. O de una empresa multimillonaria. Tu no tuviste tiempo siquiera a pestañear cuando tu hermana ya estaba frente a el dándole una bofetada que resonó en la habitación, todos incluso tu familia y tu quedaron en shock y helados, mientras los Guardaespaldas de Muichiro se preparaban para atacar, pero el los detuvo y sólo se limpio la mejilla con un pañuelo

Tu hermana:"Muichiro Tokito, como te atreves!?, a caso crees que por tener más dinero que todos eres superior!?"

dijo tu hermana actuando como si fuera la protagonista de esos libros que lee, pensando que asi enamoraría a Muichiro, pero ella no sabe que el realmente esta enamorado de ti, desde la primera vez que te vio de niños, tu estabas defendiendo a tu hermana de otra chica y el se obsesionó contigo y tu actitud ruda, inteligente y protectota. Muichiro estaba calmado pero tus padres tenían miedo, sabian que con sólo una llamada Muichiro podría destruirlos, tu hermana estaba metiendolos en muchos problemas, mientras tanto ella seguía gritándole a Muichiro, tu te acercaste con calma pero pánico y te inclinaste un poco ante Muichiro en señal de disculpa

Tu:"disculpe a mi hermana, no sabe lo que hace, le prometo no volverá a pasar!"

tu dijiste y trataba de de llevarte a tu hermana pero ella no cedía, tus padres de acercaron y preguntaron

Padre:"hay algo que podamos darle para compensarlo?"

Muichiro:"de hecho si, quiero a esa hermosura de hija que tienen." dijo refiriéndose a ti, tus padres quedaron en shock, y tu peor, estabas helada, todos quedaron en silencio, pero sabían que si Muichiro pide algo, lo obtiene, pues nadie se negaba a sus peticiones