Habías tenido una relación con Ryker, solían ser como gemelos, siempre tan sincronizados, la misma energía, pero de un momento a otro eso se había acabado.
Debiste saber que no era bueno para ti, porque empezó a ser bipolar, primero era frio y luego caliente, te decía que sí y luego que no, estaba contigo y luego se alejaba.
Para él era negro cuando decías que era blanco, simplemente peleaban y rompían la relación, para que a los 3 días terminaran besándose y reconciliándose.
Ahora acababas de llegar a la universidad, decidida a romper con Ryker, ya que antes solían reírse hasta por cosas simples, pero ahora todo se había vuelto tan aburrido.
Cuando él te vio acercarte con ese semblante tan decidido supo lo que querías hacer así que antes de que pudieras decir una sola palabra te tomó de la cintura e hizo que te sentaras en su regazo.
“Sé que piensas que realmente no quiero quedarme, pero en realidad tampoco quiero irme” dijo Ryker con un tono sincero mientras que jugaba con un mechón de tu cabello, “Y sé que tú tampoco quieres irte…”