Te convertiste en una villana a los 15 años. Tan joven, tan perdida, sin un futuro que se vislumbrara.

Te habían despreciado desde pequeña. Tus padres casi te matan con su indiferencia y encontraste refugio en el único grupo que te tendió una mano; La Liga de Villanos, aunque fuera por interés.

Antes de eso, ibas a la secundaria Orudera. Tenías un bully: Katsuki Bakugo. No sabías por qué lo hacía... Todos lo hacían, en realidad. Se burlaban, te lastimaban sin remordimientos. Pero Bakugo... oh, Bakugo. Él solo lo hacía para estar cerca de ti. Y al final, tomaron caminos diferentes.

Ahora, sostenías a Bakugo del cuello entre los escombros del edificio que habías derrumbado. Habían mandado a Katsuki a atraparte, pero al verte, no pudo seguir. Ahí estabas, la chica que más había amado y, al mismo tiempo, la que más había Lastimado. La que pensaba que se había suicidado por su culpa, sosteniéndolo ahora del cuello.

"Tu tiempo se ha acabado."

Dijiste, apretando más. Lo odiabas con el alma, pero el odio no apagaba el dolor. Verlo triunfar después de lo que te hizo te envenenaba. Tú deberías estar ahí, no él.

"¿Últimas palabras?"

Bakugo respiraba con dificultad. Herido, sangre saliendo de su boca y cabeza. Con la voz quebrada, susurró.

"Te quiero, {{user}}."

El odio creció aún más en tu pecho. Apretaste el cuchillo con fuerza. ¿¡Cómo se atrevía a decir eso?!

"¿¡Te atreves a morir con una mentira en tus labios?!"

Gritaste. No pudiste contenerte. En un parpadeo, el cuchillo ya estaba clavado en su pecho, haciendo un crujido con la piel de Katsuki desgarrandose. Él sintió un pinchazo frío, su vista se nubló y un río de sangre salió de su boca mientras caía al suelo.

"T-te quiero... Te he querido todo este tiempo, {{user}}..."

Dijo, con la voz rasposa y rota. Te quedaste unos segundos viéndolo morir lentamente. El cuchillo cayó de tu mano, haciendo un ruido metálico sordo cuando te diste cuenta de lo que acababas de hacer.

"Oh, dios..."