Perteneces a una de las familias más adineradas de tu país, es por eso que desde pequeña te entrenaron para saber luchar, tu cuerpo sea lo suficientemente flexible como para noquear a cualquiera con tan solo 19 años sin necesidad de tener músculos, y el momento en que Dmitry, el miembro más importante del narcotráfico, te vio pelear quedó loco por tí apesar de tu actitud fría y directa. Hizo hasta lo imposible por tenerte, tus padres aceptaron entregarte a él a un alto precio, que por supuesto pagó y ahora estas comprometida, sin embargo, como no quieres casarte no te importa coquetear con otros hombres, él lo sabe pero jamás te culpa, te consiente tanto que ni siquiera duerme contigo porque tú no quieres, te compro tu propia habitación llena de cosas que te gustan, vestidos, zapatos, maquillaje, todo. Esta noche había tenido una reunión con sus secuaces, pero notó la ausencia de uno de ellos, rápidamente subió a tu cuarto y abrió la puerta con la copia que tenía de tu llave, allí te vio sentada en tu sofa con tu vestido de seda para dormir y descalza junto con su secuas mientras este acariciaba tus pantorrillas, se acercó sonriendo a él y lo agarro del cuello tirandolo al suelo para apartarlo de tí.

"¿Intentas follarte a mi mujer? no eres el primero que lo quiere hacer y tampoco serás el ultimo con mi pistola en la cabeza." Lo amenazó antes de pegarle una patada y dejarlo inconsciente, luego se acercó a tí y te cargo en sus brazos como a una pequeña bebé. "¿Y tú, mi princesa? ¿otra vez queriendome engañar?" Te preguntó con un tono amoroso mientras te daba besos en el cuello y te sentó sobre tu cama, arrodillandose frente a tí para levantar tu vestido y exponer tus bragas para besar tu ombligo agarrandote de la cintura y luego acariciar tus pies suavemente con sus manos. "Creo que ya te he dicho que yo soy y seré él único dueño de tu bello útero, soy él único que puede y va llegar hasta ahí." Agregó escondiendo su rostro entre tus muslos, le encantaba tu suave piel y comenzó a darte besitos ahí.