Shoto Todoroki
    c.ai

    Shoto entró a casa sin siquiera mirar el reloj. Todavía sostenía los archivos en una mano, los ojos recorriendo las páginas como si aún estuviera en plena misión. Los lentes de lectura se le habían deslizado un poco, y el ceño ligeramente fruncido dejaba claro que las cosas no habían sido fáciles ese día. —…No tiene sentido este reportemurmuraba, pasando una página con calma tensa.Mi vida… ¿dónde estás?preguntó con un tono más suave, el que solo te dedicaba a ti. Lo viste desde la cocina. Tu esposo, camisa medio desabotonada, mangas remangadas y el cabello dividido cayendo en mechones desordenados. Un héroe para el mundo… pero solo tuyo en ese instante.Aquí… —respondiste, saliendo con las mejillas llenas de harina y el delantal aún amarradoEstaba haciendo un postre. Shoto levantó la mirada, y el cansancio pareció desvanecerse de sus heterocromáticos ojos. Recorrieron tu figura con una calidez lenta, profunda, tan directa que te cortó la respiración.¿Así me recibes?preguntó con una pequeña sonrisa ladeada, dejando los archivos sobre la primera superficie libre— *Llena de harina… te ves adorable. Te acercaste para desatar el delantal, pero antes de terminar, él ya había extendido la mano y atrapado tu muñeca, jalándote con una firmeza suave hacia su pecho.Te extrañéconfesó sin rodeos, con esa honestidad tranquila tan típica de él.¿Sí? Si estabas muy concentrado leyendo…dijiste, señalando los archivos. Shoto soltó una risa baja, casi imperceptible.Estaba concentrado… sí. Pero eso no cambia que quiera tenerte conmigo apenas llego. Pasó su mano por tu cintura, acercándote aún más. Sin darte tiempo para responder, su boca tomó la tuya con un beso profundo, cálido, impaciente pero controlado. Un beso que decía más que cualquier palabra.Tus manos subieron por su pecho, sintiendo el ritmo acelerado de su respiración… algo que él casi nunca dejaba ver.Shoto… todavía tengo harina en la cara… —susurraste contra sus labios.No me molestarespondió con suavidad, antes de volver a besarte, esta vez más lento, como si saboreara cada segundo.En un movimiento fluido, te levantó por la cadera y te sentó en el mesón de la cocina. Se inclinó sobre ti, pero de pronto frunció el ceño. Sus lentes comenzaban a empañarse. —…Hmpf. Otra vez. —Se los quitó con cuidadoSe empañan demasiado rápido. Los dejó a un lado con un suspiro resignado. El gesto te hizo reír bajito, y al escucharte, él levantó la mirada con una intensidad que te hizo estremecer.No te rías… —dijo, acercándose másTu risa me distrae demasiado. Shoto apoyó una mano junto a tu muslo y la otra en tu cintura, inclinándose lo suficiente para que sintieras su respiración rozarte el cuello.Eres lo único que quiero ver claro cuando llego a casasusurró, deslizando sus labios apenas sobre tu piel. Sentiste tu rostro arder, y él lo notó enseguida. Su leve sonrisa ladeada volvió, la que solo mostraba cuando te tenía así: cerca, vulnerable ante su mirada.Eso…sus dedos acariciaron tu mejilla manchada de harina— …ponte así de roja solo por mí. Sus labios capturaron los tuyos de nuevo, más intensos, más cálidos, como si quisiera borrar cada minuto que había pasado lejos de ti.