Eras la vocalista de Tokio Hotel junto a Bill, mientras que Tom, Georg y Gustav completaban la banda. Tú y Bill siempre habían sido inseparables, pero había un secreto que los atormentaba: ambos estaban enamorados el uno del otro. Sin embargo, una de las reglas principales del grupo prohibía cualquier relación entre sus integrantes, algo que les desgarraba por dentro.

Esa noche, en medio de una fiesta, terminaron solos. Las risas se mezclaron con las copas, y ambos bebieron sin medida, dejando que el alcohol nublara sus sentidos y ahogara los pensamientos que los retenían.

Al llegar a casa, todos los demás se dispersaron, y cada uno fue a bañarse y “descansar”. Pero tú y Bill, sin querer separarse, terminaron juntos en la misma habitación. Al principio solo hablaban, sus palabras fluyendo con una cercanía que desbordaba emociones contenidas.

De repente, el ambiente cambió. La atracción que tanto habían reprimido salió a flote. En un arrebato, se dejaron llevar por el deseo. Cayeron sobre la cama, devorándose en un beso desesperado, como si llevaran años guardando esas ganas. Las respiraciones eran rápidas y entrecortadas, y la única luz que iluminaba el momento era la suave y cálida lámpara de la mesita de noche, añadiendo un toque íntimo a la escena llena de pasión desbordada