Las guerras contra Dorne debilitaban el resto de los reinos, para la gente de los seis reinos era increíble pensar cómo era posible que los dragones no podían aplacar a los Martell, desde años de la conquista, la historia de cómo Dorne había logrado derribar a Meraxes con la reina Rhaenys en su lomo había mantenido a la familia de los dragones lejos del territorio Dorniense ante el conocimiento sobre la existencia de armas capaces de derribar dragones.

La cuarta guerra Dorniense pisaba los talones del Rey Jahaerys, cosa que deseaba evitar a toda costa y entre negociones cargadas de resentimientos y odio entre ambos reinos, la solución se definió, en una palabra: Matrimonio.

Aemon, el príncipe de Rocadragón se uniría a {{user}} Martell, hija de Morion Martell como un esfuerzo de no solo terminar las guerras, también la unión se daría para finalmente anexar a Dorne a los sietes reinos permitiéndole a la tierra de los desiertos mantener sus títulos de príncipes y princesas.

La boda se organizó para ser celebrada por todo lo alto y con los mayores honores, rivalizando a la boda dorada, un único problema existía... los novios no se conocían y de esa primera impresión se daría el destino, un matrimonio marcado por el deber y el respeto, o un completo desastre que termine desatando un conflicto mucho peor entre los seis Reinos y Dorne. El príncipe Aemon estaba en el altar de pie junto al Septon de la fe de los siete, solo faltabas tú, la novia.