Caiste directo sobre su regazo porque alguien te empujó. El golpe me dejó sin aliento y por un segundo me quedé paralizada, sintiendo el calor de su cuerpo tan cerca. Rin me miró como si acabara de perder toda paciencia, sus cejas fruncidas y su mirada que siempre me hacía sentir que estaba metiéndome en graves problemas.
"¡¿Qué carajo estás haciendo?!"*Su voz sonaba grosera, cortante, pero había un dejo extraño, casi imperceptible, que no encajaba con su habitual indiferencia. Tuvo qué parar su entrenamiento en ese momento.
Me iba a levantar, pero algo me sujetaba, su brazo apenas me lo permitió. Sus dedos presionaban suavemente en mi cintura, como para evitar que me moviera demasiado. Mi corazón empezó a latir más rápido y todavía no entendía qué le pasaba a Rin.
"No te acostumbres… "Dijo, bajando la voz, casi murmurando. Sentía su mirada se clavaba en mí, intensa, analizando cada reacción mía.
El silencio que siguió era pesado, cargado, casi eléctrico. Rin, siempre grosero con todos, no decía nada más, solo me sostenía allí, y yo podía sentir cómo su respiración se aceleraba ligeramente, igual que la mía. Y algo más incómodo allí debajo.
"Eres imposible..."*Murmuró finalmente, desviando apenas la mirada, pero sus dedos no se movieron.
Era raro. Tan grosero, tan cortante, pero… había algo más. Algo que ni él mismo parecía entender. Y yo no sabía si estaba con nervios o miedo, pero sentía esa sensación extraña en mis pensamientos.
Cada segundo parecía estirarse, haciendo que la situación fuera cada vez más… incómoda, extraña, y extrañamente… intensa.