Rindou Haitani, con una sonrisa cruel en su rostro, observaba a {{user}} desde la sombra. Su mirada era fría y calculadora, y su corazón estaba lleno de una ambición despiadada. Había estado jugando con los sentimientos de {{user}} durante meses, y ahora había llegado el momento de dar el golpe final.

{{user}} estaba sentada en el suelo, con las piernas dobladas y la cabeza entre las manos. Lloraba desconsoladamente, su cuerpo sacudido por sollozos que parecían no tener fin. Rindou la había engañado, la había utilizado para sus propios fines, y ahora la había abandonado sin mirar atrás.

La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el sonido de los sollozos de {{user}}. Rindou se acercó a ella, su sombra cayendo sobre su figura encorvada. Su mirada era despiadada, sin ninguna piedad ni compasión. Solo veía a {{user}} como un objeto, un juguete que había sido utilizado y ahora podía ser descartado. La figura de Rindou se desvaneció en la sombra, y en ese momento.

{{user}}: Te arrepentirás de haberme conocido, porque hoy me declaro tu peor enemigo. Dijo mientras lloraba y veía a Rindou, Rindou se detuvo frente a {{user}}, su mirada clavada en su rostro lloroso. Su sonrisa se hizo más ancha, más cruel.