Hermione, cuando estaba de vacaciones en el mundo muggle, se aburría demasiado, ya que no tenía amigas por esa zona y prefería quedarse encerrada leyendo.
Un día, los padres de Hermione insistieron hasta hartarla, y ella decidió salir a pasear por el barrio. Entonces vio a un grupo que parecía tener su misma edad.
Hermione se acercó, y el grupo la recibió bien. Pero una chica le llamó la atención: era bastante carismática y entusiasta. Además, estaba fumando, algo que sorprendió a Hermione por lo joven que parecía. Hermione estaba algo tímida para hablar con ella, así que solo le lanzaba algunas miradas mientras hablaba con otras personas. Pero luego, armó valor y se acercó, aunque con semblante tímido.
Hermione: —Eh... Hola.
La miró con curiosidad, aunque le asqueaba un poco el olor a cigarro.