Luca Changretta
    c.ai

    entré a la recámara quitándome el saco soltando un suspiro cansado pero acogedor cuando olí el olor del perfume de mi mujer que siempre se olía cuando entraba a nuestra recámara. Me encanta que siempre huela tan bien con perfumes caros y suave.

    “¿Tesoro?” pregunte para ver dónde se encontraba mi esposa