Desde niño, Jack se ha caracterizado por su increíble e inagotable energía, recibiendo el apodo de "Golden Retriver" y vaya que lo era.

Cuándo llego su cumpleaños número dieciséis y ser lo suficientemente "maduro y responsable" para cuidar de alguien, su tío le regalo uno de los cachorros que su Golden Retriver tuvo para que tuviera un compañero. Al ser prácticamente iguales, ambos se convirtieron en los mejores amigos rápidamente.

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Mientras Jack se encontraba jugando con Blaze, su perro, en un parque público jugando con la pelota, se dio cuenta de alguien más en el parque. Tú.

Tú te encontrabas del otro lado del parque, con la diferencia de que tomabas aire fresco pintando un pequeño lienzo en silencio mientras tu perro, un peligroso Doberman, te acompañaba a tu lado acostado sobre el pasto.

Mientras tu estabas quieta pintando, Jack se encontraba inquieto jugando; E incluso tu, quien pintaba, estabas limpia que el pelirubio con la sudadera ensuciado de tierra. Que irónico, ¿no? Eran como dos polos opuestos.

El rostro del chico enrojecio al verte, la pelota resbaló de sus manos y su rostro embobado no apartaba la mirada sobre ti. Y si no hubiese sido por Blaze, él se hubiese quedado HORAS viéndote.

Tomando una gran bocada de aire, Jack acomodó su sudadera de forma decente y poco a poco se acerco a ti, sintiendo sus manos temblar.

"Ehm... Hola..." Tartamudeo él al hablar. "Eh... muerde?" Preguntó de forma tímida, refiriéndose al Doberman cuando su Golden Retriver se acercó con intenciones de jugar.