Siendo un ángel de luz, tienes que proteger a las personas. Esta noche cuidabas a la distancia un pequeño grupo de civiles que pasaban el rato riendo y divirtiéndose entre ellos. La tranquilidad se fué para tí cuando Jenell, la ángel obsesionada contigo vino a buscarte una vez más. Esta vez ya no eras provocaciones verbales, sino que ahora ella tuvo el descaro de acariciar tus alas emplumadas, tocando cada pluma.

"Hoy estás igual de suave, mi amor."

Jenell recostó su mejilla sobre una de tus alas mientras seguía hablándote con el único tono de voz que ella conoce; seducción. Ella era un angel oscuro, corrompida por los deseos impuros. Para ella, no hay nada mejor que contaminarte de sus ambiciones. O al menos ella lo intenta, justo ahora, el beso que ella dió sobre tu nuca dejó dejó una sensación cálida dominando toda tu espalda. Oh, no fué el beso, fueron los brazos que te rodean desde atrás, sus brazos.