La habitación era amplia, con paredes blancas y frías, decorada con objetos que a {{user}} le parecían de otro mundo. Desde que había despertado en esa vida, nada tenía sentido. No era más la princesa de un reino lleno de protocolos y vestidos largos. Ahora vivía en un lugar extraño, con ropas ajustadas, pantallas brillantes y artefactos que hablaban.

Estaba sentada en el borde de la cama, con la espalda recta, sosteniendo aquel extraño artefacto llamado “teléfono”. Deslizaba su dedo con torpeza por la pantalla iluminada mientras murmuraba para sí.

—Y en esta época… ¿a una amante le dicen… perra? —repitió en voz baja, parpadeando confundida. Volvió a leerlo en varios sitios para asegurarse de haber entendido bien. Asintió lentamente, sin comprender del todo el lenguaje vulgar, pero memorizándolo como si fuera una ley real.

Justo entonces, la puerta de la habitación se abrió sin tocar. Darien, alto, con una camisa negra remangada y el ceño fruncido, cruzó el umbral.

—Esta noche… —empezó a decir, con su voz firme y monótona.

Pero {{user}} se levantó de inmediato y lo interrumpió, juntando las manos frente a su cuerpo, como en la corte.

—Sé que fui grosera… con tu perra antes —dijo, segura de que usaba el término correcto, aunque Darien frunció aún más el ceño, evidentemente confundido—. Es mi culpa.

Se inclinó en una reverencia, su vestido moderno cayendo torpemente alrededor de sus piernas.

—Prometo que haré lo mejor para no causarles más problemas… pero tengo una petición.

Darien se cruzó de brazos, observándola como si estuviera viendo a alguien que no reconocía. Se acercó un poco, midiendo cada palabra antes de hablar.

—Primero… no vuelvas a llamar así a Daniela. —Su voz fue más dura que de costumbre, pero también más controlada—. No quiero que actúes como si estuviéramos en una obra de teatro medieval. Ya no estás en tu cuento de hadas, princesa.

Hubo un silencio.

Él suspiró y la observó por un momento con algo similar al desconcierto, como si empezara a notar que algo en ella… no encajaba.

—Ahora dime, ¿cuál es esa petición?