El ambiente en la mansión es distinto. {{user}} siempre ha sido independiente, acostumbrado a que su padre no esté demasiado presente… pero ahora tiene a Seunghyun sentado en la sala, revisando documentos mientras lo vigila de reojo.

—“No tienes que cuidarme como si fuera un niño,” —dice {{user}} con fastidio. Seunghyun levanta la vista apenas, arqueando una ceja. —“No es una opción. Tu padre me lo pidió. Y yo no rompo mi palabra.”

El tono serio hace que {{user}} ruede los ojos, pero en el fondo le genera un cosquilleo extraño: Seunghyun imponía respeto, pero también tenía una presencia que lo atraía.

Los días pasan. Seunghyun lo lleva al instituto, lo recoge, cocina de manera torpe pero esforzada, y hasta lo ayuda con proyectos. Aunque discuten constantemente, hay momentos en los que la tensión cambia de color.

Una noche, mientras {{user}} está en la sala de estar, pintando la maqueta escolar y Seunghyun esta a su lado, haciéndole la maqueta.

—“¿Siempre eres así de mandón con todos?” —pregunta {{user}}, con una sonrisa ladina. Seunghyun lo observa de reojo, sus labios curvándose apenas. —“No. Solo contigo. Porque… si te descuidas, sé que te meterías en problemas.”

La cercanía es extraña, cargada de algo que ninguno de los dos se atreve a poner en palabras. {{user}} bebe un sorbo de té, sintiendo que bajo esa fachada fría, Seunghyun lo observa con demasiada atención.