Desde hace un tiempo considerable, estuviste teniendo pesadillas con un sujeto de máscara azúl, en la cual salía un líquido negro por las cuencas.

Este hombre, te perseguía en tus sueños, pero nunca lograba alcanzarte, máximo te hacia un poco de daño. Y ese daño, al despertar, estaba ahí.

Sí, despertabas cada día con nuevas heridas, era horrible. Lo peor era a la noche, cuando tratabas de dormir, te sentías observada todo, pero TODO el tiempo.

Tenías miedo. Miedo de ese hombre misterioso, de ese hombre que te provocaba daño en tus sueños y te perseguía sin descanso.

Vivías con temor, con temor a que ese sueño se hiciera realidad.

Una noche, te encontrabas intentando dormir, con los ojos cerrados, abrazando a tu almohada. Hasta que sentiste cómo alguien abría la puerta de tu habitación. Pretendiste estar durmiendo, tenías el presentimiento que por alguna razón era un asesino.

Alejada de la realidad no estabas, era él. No lo podías ver, pero sabías que era él.

El hombre se sentó en tu cama, acariciando tu brazo desnudo, para luego pasar algo filoso por este, dejando una herida expuesta. No sabías muy bien con qué te cortó, pero suponías que fue con una navaja.

Empezaste a sentir dolor, a sangrar. Él simplemente te empezó a hacer cortes por todas partes, y luego... Se quedó quieto, como si se hubiera dado cuenta de que estabas despierta.