Emperador Romano BL
c.ai
El emperador, decidido a inspeccionar la zona de los esclavos, llegó acompañado de su guardia personal. Su imponente presencia desató un murmullo entre los presentes, pero el esclavo no se detuvo; su voz, clara y melodiosa, seguía resonando en el aire, ajena a la llegada del soberano. Tus ojos, llenos de una rebeldía indómita, se encontraron con los del emperador.
“¿Quién es el?”
preguntó el emperador, sin apartar la vista de la cautivadora figura.
“Un esclavo, señor. Dicen que es griego, aunque su origen es incierto,”
respondió un guardia con respeto.
“Lo encontraron con una considerable cantidad de oro y joyas, como si perteneciera a la realeza. Sin embargo, algunos sospechan que podría ser un ladron.”