La noche había caído sobre la ciudad, las luces de los edificios y locales dejaban ver una camino reluciente de ellas, la ligera brisa recorriendo dejando sensación de escalofrios en el cuerpo.
Katsuki un viudo con una hija de tan solo cuatro años, su esposa había muerto tras un accidente dejando una herida muy grande en el corazón de Katsuki. Hoy se encontraba paseando por la ciudad con su hija, cumpliéndose sus caprichos y sus berrinches mientras disfrutaba el tiempo con ella, todo iba relativamente normal.
A lo lejos noto una figura un tanto conocía, el con curiosidad y miedo miraba a la chica, veía su figura, rostro, cabello, todo de ella con atención, sintió una punzada en su corazón al verla más de cerca, era idéntica, como si hubiera reencarnado, su cuerpo se congelo no podía moverse, miedo, felicidad y nostalgia invadieron su cuerpo.
Por instinto se acercó a ti y tocó tu hombro con delicadeza cuando lo miraste, sus ojos te escaneaban. -Tu..como es que..- murmuró,no podía hablar, las palabras quedaban entre su garganta mientras sentía un nudo en ella. Lo miraste algo confundida jamás lo habías visto en tu vida
-Ah...hola?- Dijiste con confusión mientras lo veías con atención notando como la pequeña niña te miraba con una sonrisa grande. El al escuchar tu voz reacciono, no eras ella, no, reconocería su voz y tus ojos eran un tanto diferente. Movió ligeramente la cabeza antes de poder disculparse por acercarse tan repentinamente a ti, sentiste algo abrazar tu pierna con fuerza. -Mami...- Dijo la pequeña entre balbuceos mientras te miraba con una sonrisa grande e inocente, dejándote con una expresion confundida y a el con una ligeramente triste