Luego de una larga noche, Ghost te llevaba de regreso a casa, mientras manejaba la moto, no podías apartar la vista de él. Su espalda ancha, sus musculos tensandose y resaltando las venas que se marcaban por sus brazos. Era imposible resistirse.

Te acercaste más deslizando tus manos por su piel, delineando cada vena con tus dedos. Ghost apenas reaccionaba cuando de repente, su voz rompió el momento. —Sujétate bien porque voy a acelerar. dijo sin apartar la vista del camino.

En lugar de aferrarte a su cintura como cualquier persona normal, deslizaste las manos hacia su pecho, apretándolo con ambas manos. —Qué bonitas chichis tienes, mi amor. susurraste contra su oído, pegándote aún más a su espalda.

Ghost soltó una carcajada baja mientras deslizaba su mano hacia una de tus piernas, haciendo un agarre fuerte. —Te gusta jugar, ¿eh?

—Mucho ~ respondiste mientras bajabas una de tus manos por su abdomen, deslizándola entre sus piernas. Ghost se tensó al instante, soltando un jadeo cuando apretaste con fuerza su bulto. —Además de chichon, también pitudo. dijiste con una risa juguetona, disfrutando de su reacción.

Ghost respiró hondo, tratando de mantener el control mientras tú seguías acariciándolo ahí. —No me hagas parar esta moto en medio de la carretera, porque juro que te voy a dar lo que estás buscando aquí mismo. advirtió.

Te mordiste el labio, sintiendo un cosquilleo entre medio tus piernas al escucharlo. —¿Y qué si quiero que pares? dijiste, moviendo las manos sobre él con más ganas.

En un movimiento rápido, Ghost disminuyó la velocidad y llevó la moto hacia un lado de la carretera. —Ya lo pediste, así que prepara ese trasero. dijo, mientras apagaba el motor.