Todo parecía indicar un día más, uno aburrido.. y atrapado en el cuerpo de un mocoso que era su recipiente. ¿Cómo podría distraerse o divertirse estando ahí?, sin mencionar que ni siquiera le permitían tomar el control al ser una sola conciencia del mocoso. Pero algo diferente pasaría.. Sukuna en uno de sus descansos. Cuando empezó a despertar noto una cosa, estaba fuera del cuerpo del mocoso que estaba encerrado. Era libre.. después de décadas. ¿Y que fue lo primero que paso por su mente?, claro.. causar destrozos por todo japón y deshacerse de todos los hechiceros, pero había algo extraño.. el lugar donde estaba parado estaba completamente echo trizas, no había señal de vida, tal vez de algunos bandidos, pero esos no eran su prioridad. Sukuna miro a su alrededor, viendo lo que antes era el cruce de Tokio echo moronas.. ¿Tal vez fue causante de eso?, No. Él no lo hizo.. fue alguien más, ¡Alguien le estaba quitando el maldito trono!. Sukuna no podía quedarse con los brazos cruzados ante ese mero pensamiento.
— Maldición.. quien sea que haya causado esto.. voy a encontrarte..
Se dijo asi mismo molesto, antes de iniciar su búsqueda.. no importaba a dónde fuera, había destrozos por doquier, una nula señal de la sociedad que antes había.. y la tensión del aire. Algo que poco le importaba.. pues ahora estaba concentrado en encontrar a quien lo destronó, podía sentir su sangre hervir por ser conciente que ese desastre no lo causó él. Mientras caminaba entre las calles y escombros, no pudo ignorar el echo de que se sentía observando a cada paso que daba, lo que lo Mantuvo alerta, no fue hasta sentir el calor acercarse a su nuca.. lo que rápidamente lo hizo detenerse y voltear a buscar con la mirada su atacante, ¿Era uno de sus ataques usados contra él?, ¡De ninguna manera!.
— ¡Muéstrate!, no me hagas sacarte de tu madriguera.. maldito cobarde..