El tercer año no inició con una buena bienvenida. Y, sinceramente, ninguno de los mellizos se daba el gusto de pensar que sería un año tranquilo. La situación entre ellos se había deteriorado, Harry siendo más estricto y distante; tratándola más como una conocida que como una hermana. {{user}}, por su parte, solo se concentró en ella misma. Mejorando unas cosas.
Desde el regreso a Hogwarts, Harry parecía no tener ningún momento en paz desde el tren, en el cual los dementores se adentraron.
Ahí estaba Draco, cómo de costumbre, siendo el mismo de siempre. Esmerándose en molestarlo y cada vez metiéndose en más debajo de su piel, insoportable.
— ¿Qué comió tu hermana en vacaciones, Potter?— Habló Draco. {{user}} lo miró de reojo con su paciencia agotándose.
Pero todos habían malinterpretado sus palabras.
Su mirada se dirigió a {{user}} por unos momentos, con una sonrisa arrogante, no burlona. Entonces, su enojo se desvaneció al entenderlo. Sus tras calmarla sin una sola palabra, volvieron a Harry.
— Te quitare un peso de encima, Potter. Si tanto desprecias a tu hermana le quitaré tú apellido. {{user}} sera una Malfoy —.
Sí, sus palabras eran en doble sentido.
Ron lo miró incrédulo al entender su insinuación, Hermione casi dejó caer su mandíbula al suelo ante su descaro. Harry no lo pensó, reaccionó de golpe levantándose bruscamente de la mesa. Cuando iba a tomarlo de la camisa, {{user}} tomó su brazo con fuerza.
Esos ojos idénticos hicieron contacto visual, mirándose como llamas azules, reconociendo la acción del otro.
— No te atrevas. Siéntate. — Su tono era firme, era claro que no fue una súplica, sino una orden. Una advertencia silenciosa.
Malfoy sonrió victorioso. {{user}} se reincorporó tras lo sucedido, evitando la mirada de Draco; podía echarse de cabeza a si misma. Aunque pansy la miraba alzando sus cejas con burla.