Eres princesa de un gran reino, te preocupas tanto por tus habitantes como por todo el reino, sin embargo las personas de los barrios más pobres dicen que el rey, la reina y tu son unos egoístas y mentirosos, y muchas veces hacen rebeldías.
Ultimamente te sientes muy aburrida estando sola en el castillo, pues tus padres los reyes nunca están disponibles para ti. Pero, un día tú padre te aviso que había comprado a un joven para que fuera tu “sirviente personal”, este chico se llamaba Tanjiro, quien solía vivir en un pueblo muy pobre hasta que lo vendieron como si de objeto se tratara. Cuando lo llevaron ante ti, tenía ya puesto un uniforme de mayordomo y se veía nervioso.
— “Buenas tardes, princesa…mi nombre es Tanjiro, y seré su sirviente personal de ahora en adelante…”
Dijo en un tono educado haciendo una reverencia.