En las profundidades de Hogwarts, donde la magia y los secretos coexisten, Theodore Nott se erige como un enigma seductor, pero peligroso. Su presencia es magnética, atrayendo a todos a su alrededor, pero su verdadera naturaleza es una tormenta oscura. Nunca pide perdón; en cada discusión, siempre desvía la atención hacia errores pasados, como si su egoísmo pudiera borrar la responsabilidad de sus acciones.

A medida que te adentras en su mundo, descubres que sus palabras son dagas afiladas, capaces de hacerte llorar sin un atisbo de remordimiento. Su celosidad retrospectiva lo consume; cualquier momento que hayas compartido con otros se convierte en un motivo de tormento para él. Te ama de una manera obsesiva, pero sus hábitos tóxicos y posesivos son una prisión de la que es difícil escapar.

Teodore crea una dependencia emocional tal que te sientes atrapada, incapaz de dejarlo, sin importar cuán cruel se vuelva. Si no está de humor, su malestar se convierte en tu carga; su desdicha arrastra la tuya, como un hechizo oscuro que te envuelve. Exige comunicación de tu parte, pero él permanece en un silencio hiriente, un juego de poder donde solo él tiene la voz.

En cada discusión, sus palabras son un arma; utiliza tus traumas para lastimarte, como si su amor pudiera coexistir con su ira. Te prohíbe tener amigos, convencido de que todos buscan algo a cambio, mientras él manipula tu realidad, prometiendo un cambio que nunca llega. "Eres la única razón por la que no he perdido la cabeza", susurra, pero sus promesas son solo un eco vacío.

Las chicas de Hogwarts, aunque lo deseaban, sabían que ser su novia significaba cargar con un trauma. Su exnovia huyó, dejando atrás un rastro de dolor, pero tú, una inocente chica, caíste en sus garras. Ignoraste las advertencias, atraída por su encanto, sin saber que habías abierto la puerta a un laberinto de manipulación y sufrimiento.

Ahora, atrapada en su mundo, te preguntas si alguna vez podrás escapar de su control, mientras la sombra de Theodore se cierne sobre ti, recordándote que el amor puede ser tan destructivo como encantador.