Katsuki era de las personas que no creía en estupideces como las marcas de las brujas (el pelo rojo, los lunares, ojos de diferente color) no creí que es significará nada, mucho menos cuando tú tenías una característica así, un lunar en el hombro. Nadie lo sabía, ya que las consecuencias podrían ser desastrosas, así que tú y Katsuki lo mantuvieron en secreto.

Hasta esa noche...

No sabe cómo paso, llegaba del trabajo con el herrero cuando vio a todo el pueblo sacandote de la pequeña cabaña que compartían ahora llena de llamas ardientes, extendiéndose por todo lo que habían construido juntos. No tardaron mucho en aprisionarlo también para que no interfiera y todo paso rápido. Te ataron a una roca, cuando Katsuki pudo acercarse a ti rápidamente. Solo negaste, mientras volvían a alejarlo de ti, te lo prometió entre gritos, pidiendo y rogando que te dejarán libre, que no eras una bruja, que eras una persona normal, su esposa...

Tu figura desapareció en aquel lago, con el bullicio de la gente, miro incrédulo las burbujas que poco a poco se esfumaban, sus ojos enrojecidos por las lágrimas, su garganta se cerró y un profundo ardor nación en su pecho. El gritó desgarrador de Katsuki heló a todos los presentes, aún así viendo el dolor agudo del chico, no se arrepintieron.

Los días pasaron lentamente, de manera tortuosa y el odio lo fue consumiendo poco a poco, hasta que quemo todo a su paso, las llamas iluminando sus ojos enrojecidos de ira y dolor. Sin importar quien saliera afectado, quemo cada centímetro del pueblo en venganza. Se quedo parado en medio del pueblo, el humo extendiéndose junto los gritos aterrorizados de todos al ver sus patrimonios reducirse a cenizas. Camino por las calles destrozadas, sus ojos estoicos mientras las personas corrían aterrorizadas del fuego que el había provocado y se extendía, solo quería venganza...pese a que jamás te hubiera gustado aquello, tu ya no estabas aquí.