Por lo regular tu alfa siempre era muy reacio a darte mucho cariño, sin embargo, tu celo había llegado antes del tiempo estimado, por lo tanto tuviste que quedarte en casa por tu seguridad, gracias a ello, Katsuki iba a verte todos los días, pasando al menos un rato contigo y tratando de aliviar tu dolor con leves muestras de afecto, siempre que estaba aquí, no lo dejabas ni un segundo, siempre recostándote en su regazo, sus feromonas te calmaban y disminuían el dolor.
Siempre se aseguraba de no sobrepasar sus límites y su autocontrol, solo pasando sus manos por tu cabello, susurrandote dulces palabras. Pero esta vez había sido el peor de todos, siempre en la mitad del celo, era el dolor más insoportable, y esta vez Katsuki se había quedado todo el día cuidándote, se aseguró de dejar tu nido lleno con sus feromonas para que estuvieras tranquilo, pero al despertar saliste de tu habitacion y ahi estaba...de brazos cruzados en el sofá, recargado en el antebrazo, con los ojos cerrados y respirando tranquilamente, agotado claramente.
No pudiste evitar acercarte, con cuidado y en silencio de no despertar a tu alfa, su rostro con expresión pacífica lo hacia ver mas atractivo.