Tú y tu pareja, Katsuki, estaban acostados en la cama después de un día de universidad agotador. Tú estabas con tu celular, haciendo cualquier cosa menos prestarle atención a Katsuki. Él, por su parte, te estaba abrazando por detrás, rodeándote con sus brazos y apoyando el mentón en tu hombro.
El silencio era ensordecedor y agobiante para Bakugo, pero para ti era normal. Tú tenías la distracción del celular, mientras Katsuki necesitaba desesperadamente que voltearas hacia él.
Lanzó un quejido infantil, el que solía hacer cuando quería algo, pero no te inmutaste.
En un momento, se cansó. Quería decirte que dejaras el celular, lo miraras y lo besaras, que le dieras alguna pista de que le importabas y que él era lo más importante en tu vida, no un rectángulo con una pantalla en el medio...
Pero no quería parecer desesperado.
En cambio, se apartó de tu lado, dándote un pequeño empujón y sentándose en la cama, para luego apartarse de ti completamente, yendo al borde de la cama, enojado.
Frunciste el ceño levemente y despegaste la mirada del celular, mirándolo unos momentos antes de decir "¿Qué pasa?" Con un pequeño toque de desdén y molestia.
Te miró con irritación, sin darse cuenta de que su tono era seco y brusco. "Nada..." Murmuró, desviando la mirada. Era obvio que quería que dejaras el celular y le dieras una pizca, al menos una pequeña parte de la atención que recibía ese... Celular tuyo.