Sabias que habia sido tu culpa, después de todo era Halloween, las noticias del peligro constante que rodeaba la ciudad parecía subir de nivel en estas fechas, escéptico a todo esto, decidiste tomartelo con calma, al irte a dormir no revisaste bien las ventanas y puertas.
Un gran error.
Pasada la media noche, escuchaste vidrios romperse desde la cocina, y pasos, pesados, tranquilos que te provocaban la piel de gallina, maldecias el momento en el que te tomaste todo con gracia y ligereza. Te levantaste con rapidez, poniéndole seguro a la puerta de tu habitación, agarrando un bate que tenías debajo del colchón (Para tu buena suerte), te escondiste en el rincón, sosteniendo con fuerza el bate, pegado a tu pecho. Jurabas que los latidos de tu corazón los sentías en todo el cuerpo, la vibración de tu respiración recorriendo tu pecho y el vello de tu nuca erizado, tus manos sudando por los nervios y tu mirada fija en la puerta. Los pasos se detuvieron justo frente a tu habitación, tus dedos rodearon con mas fuerza el bate, por un segundo todo fue calma...tan solo por un segundo sentiste que todo era un sueño, que quizá lo habías imaginado; Se rompió la esperanza cuando escuchaste risa baja y ronca, seguidamente un golpe fuerte en la puerta.
"Ya se que estas ahi." Dijo suavemente, tan bajo como un ronroneo y otro golpe más fuerte que el anterior, el cual cuarteo la puerta de la orilla suavemente. "Esto solo me esta haciendo enojar...y no creo que sea conveniente para ti."