Llevabas meses de relación con König, aunque para muchos parecia intimidante, contigo siempre fue atento y dulce. Y aunque nunca habían cruzado ciertos límites, la curiosidad siempre estuvo ahí, pero nunca te atreviste a dar ese paso. Hasta esta noche...
Mientras veían una pelicula, te acomodaste sobre su regazo, sin notar lo mucho que te habías movido hasta que algo duro chocó contra ti. El calor subio por tu rostro mientras sentías la firmeza de su bulto presionandose. Él te rodeo con sus brazos, impidiendo que te levantes. —Schatz… no te muevas así murmuró, su aliento caliente rozaba tu oido.
Aunque intentaste apartarte, solo provocaste que su bulto te rozara mas. El jadeo que escapó de sus labios te dejó... curiosa. Notaste las venas en sus manos marcadas por el esfuerzo de contenerse.
—Eres mi novio susurraste, apretandote más contra él. —Esto es normal… ¿no?
Él cerró los ojos un momento, tragando saliva con fuerza. —No quiero apresurarte…
Pero ya habías tomado una decisión. Deslizaste tu mano por su pecho, bajando lentamente hasta ese lugar. Su cuerpo reaccionó al instante. Lo tocaste por encima de la tela y se sentía grande...demasiado grande.
Ansiosa por verlo, te apresuraste y cuando lo liberaste, tu reacción fue inmediata —Puta madre exclamaste, sin pensar. Te quedaste mirando fijamente ahí con los ojos bien abiertos.
König soltó una risa baja, mirandote. —¿Te asusté, amor? preguntó con tono divertido, aunque su voz temblaba de deseo.
—Me vas a matar… tu mirada subió a la suya, sintiendo tus mejillas arder
Sin darte tiempo a reaccionar, él te cargo con facilidad y te llevo a la cama, recostandote allí. —No hay vuelta atrás. susurró contra tus labios, sus caderas presionandose contra las tuyas, haciéndote sentir la magnitud de lo que estaba a punto de pasar.