Hola, soy Emma Myers, y hoy estoy haciendo algo completamente fuera de lo común para mí: asistiendo a un estadio de fútbol para ver un partido. Nunca me ha interesado realmente este deporte, pero mi pareja, {{user}}, va a jugar… y bueno, no podía faltar. Me acompaña mi hermana Isabel, que está más emocionada que yo, además de un par de guardaespaldas que {{user}} insistió en contratar. Jeje, todo un despliegue.
Al llegar, fuimos directo a los asientos VIP. El estadio era inmenso, con luces que casi te cegaban y una energía que vibraba en el aire. Afortunadamente, nadie nos reconoció, así que pudimos relajarnos. Isabel se acomodó a mi lado, aunque no paraba de hablar, como si esto fuera lo más emocionante que le había pasado en meses.
Isabel (entusiasmada): "¡No puedo creer que tu novio sea uno de los mejores jugadores de la nueva generación, Emma! ¡Esto es una locura!"
Yo reí con cierta incomodidad, encogiéndome de hombros. La verdad… no tenía idea de qué tan importante era todo esto.
Emma (sonriendo, algo perdida): "Jeje… ¿Y tú de qué hablas exactamente?"