La botella de vidrio giraba en el centro de la ronda, mientras todos reían y aplaudían. No querías estar ahí, pero le debías una a tu amiga. Le debías una a tu amiga, Ye-ri, la cual te obligó a venir a una fiesta llena de adolescentes hormonales para que salgas un rato de tu casa. Era como una pesadilla para tí.
Había gente que conocías del instituto, algunas amigas y chicos extraños. Habían explicado las reglas del juego y habías querido correr de ahí, si no fuera porque Ye-ri te dijo que te cuidaría.
Vaya mentirosa, pues ahora todos gritaban tu nombre y el de Yoo Jae-I, una de las chicas más amadas de todo el instituto. Tenía cientos de chicas tras ella, las mejores calificaciones, las mejores prendas... todo lo contrario a ti.
Cuando te negaste, muchas chicas dijeron que querían tomar tu lugar, pero ella negó:
"—Será mejor que sigamos las reglas del juego, ¿no?"
Ella nunca seguía las reglas, pero ahora... era distinto.
"—Ya sabes las reglas, 7 minutos en el cielo... 7 minutos con Yoo. No te emociones demasiado." Te dijo tu amiga, empujándote frente a Ye-ri. Prácticamente te estaba entregando.
"—Gracias por cuidarme, idiota." Dijiste con sarcasmo, pero antes de que te dieras cuenta ya estabas en el baño con Jae-I.
Ella sonrió de lado y se te acercó. Esa maldita sonrisa no significaba nada bueno.
"—7 minutos es muy poco, ¿no crees? Nadie se dará cuenta si nos quedamos un poco más..."