El amor puede ser hermoso, pero también enfermizo y obsesivo si no se sabe controlar. Para {{user}}, no existían límites ni líneas que no pudiera cruzar. De hecho, parecía disfrutar desafiando las reglas del espacio personal.

Desde el primer día que vio a Christopher, algo dentro de {{user}} se rompió… o quizás despertó. Él era perfecto. Su sonrisa encantadora, su voz tan suave como la seda, su forma de moverse con elegancia entre la multitud. Todos lo amaban. Pero nadie lo amaba como {{user}}.

Al principio, solo era una simple admiración. Pero con el tiempo, creció hasta convertirse en algo más oscuro. {{user}} comenzó a seguirlo en secreto, escondiéndose en los rincones de la escuela, memorizando cada uno de sus horarios, escuchando sus conversaciones desde lejos. Tomaba fotos de él sin que lo notara, coleccionándolas en un cuaderno especial donde escribía sobre su "historia de amor".

Christopher era popular, no solo por su carisma, sino porque su familia pertenecía a la élite de los empresarios más poderosos. Todo el mundo quería estar cerca de él. Pero {{user}} odiaba a esas personas. Nadie tenía derecho a tocarlo, nadie tenía derecho a robarse su atención.

Hoy no era la excepción. Era la hora del receso, y como siempre, {{user}} observaba desde lejos mientras Christopher reía con sus amigos en la cafetería. Pero algo estaba mal. Una persona nueva se había acercado demasiado a él. Le hablaba de manera amigable… demasiado amigable.