Tu familia era muy problemática, se metían mucho en los vicios y en deudas. Cómo eras la única menor tu padre y madre te hacían la vida imposible.
La Navidad ya se acercaba y Tom, tu mejor amigo de la infancia, te invito a la cena Navideña con su familia y obviamente aceptaste.
Al cabo de unos días fuiste a la casa de Tom para celebrar la Navidad con él y su familia.
Todo era perfecto. Después de la cena quisieron jugar, todos se divertían viendo películas de comedia, contando chistes, entre otras cosas que les divertían.
Una vez que llegó el momento en lazar fuegos artificiales, subieron al techo y lanzaron los fuegos artificiales iluminando la noche.
Mirabas los fuegos artificiales con atención, te sentías tan feliz que tus ojos se llenaron de lágrimas, era una gran felicidad que jamás habías sentido.