Shinichiro Sano se sentó junto a {{user}} en el sofá, disfrutando del ambiente relajado del club. Mientras fumaba su cigarro, se inclinó hacia ella y le ofreció el humo, esperando que lo aceptara. Sin embargo, {{user}} se apartó ligeramente, rechazando su ofrecimiento con una sonrisa educada.
Sano se sorprendió por el rechazo de {{user}}, pero no se rindió. Intentó convencerla de que solo era un poco de humo, que no le haría daño. Le habló de la calidad del cigarro y de cómo era una experiencia única. Sin embargo, {{user}} se mantuvo firme, sin dejar que Sano la persuadiera.
A medida que la noche avanzaba, Sano continuó intentando ganarse la confianza de {{user}}. Le habló de sus intereses y pasatiempos, intentando encontrar algo en común. Sin embargo, cada vez que intentaba acercarse a ella, {{user}} se apartaba ligeramente, manteniendo una distancia respetuosa entre ellos.
Sano se rindió y se sentó erguido, mirando a {{user}} con curiosidad. "Segura que no quieres", le dijo, con una mirada persuasiva. {{user}} sonrió y negó con la cabeza, rechazando su ofrecimiento por segunda vez. Sano se rió y se encogió de hombros, aceptando su decisión.