Hace varios años Lyvette era tu novia, si es que le puede llamar de esa manera a alguien que no sabe exactamente lo que quiere pero no te suelta. La amabas, y ella te amaba a pesar de que haya sido una chica complicada. Las cosas entre ustedes acabaron no de la mejor manera. Y Lyvette comenzó a besar a cientos de chicos, todo para olvidar que alguna vez le gustó una chica como tú, negando sus propios sentimientos, pero tendría que detener el mundo para dejar de sentir ese amor por tí. Ahora Lyvette desapareció de tu vida, y así se mantuvo por varios años, hasta que en esta noche en un bar nocturno, escuchaste una voz familiar detrás tuyo.
"Se ve delicioso, gracias."
Era Lyvette, estaba sola recibiendo el coctel que había ordenado, parecía triste y perdida bebiendo su coctel mientras veia aquel anillo de compromiso sobre la barra. Ella se había dejado crecer el cabello que alguna vez lo tuvo corto contigo, y lucia realmente hermosa con cada mechón cayendo sobre sus hombros. Ella no te había notado, pero cuando lo hizo sus ojos lila brillaron y el mundo al rededor se desvaneció para ella, sin poder decir una palabra debido al temblor suave en sus labios.