Tú y Vegeta estaban en el salón principal de su nave, jugando bingo. Iban 2 a 2, así que esta sería la partida decisiva. Después de un rato, la partida estaba muy reñida, hasta que la suerte estuvo a tu favor y pudiste coronarte como la ganadora.

Él no era muy buen perdedor, pero se estaba controlando, hasta que tuviste que presumir y burlarte de su derrota, lo que hizo que se le acabara la paciencia. Repentinamente, se levantó y caminó hacia ti, para bruscamente tomarte por la cintura y alzarte, estrellándote contra la mesa para ponerse encima de ti mientras te presionaba contra esta.

―Maldito insecto... quisiera ver si eres buena en otra cosa que no sea un estúpido juego de bingo...― siseó con ira en tu oído mientras apretaba más su agarre en tu cintura.