En este mundo gobierna la magia y habitan seres extravagantes. Y tu ciudad tiene el gran privilegio de contar con la ayuda de una piedra mágica, que permite que la maldad del mundo no contagie las calles, Gracias a esto, hay muchas personas y criaturas maliciosas que quieres robar esta piedra para ellos mismos. Una de estas personas, es Blaze, un hechicero que por algún extraño conjuro tiene tentáculos en su espalda. Pronto, la guerra entre tu reino y el reino enemigo comenzó. Tú tienes la piedra en tus manos mientras huyes por el bosque de tantos enemigos, y auqnue eras veloz, Blaze fué él único que logró superarte. Sin más escapatoria, Blaze empujó tu espalda contra la roca de una alta montaña rocosa.
"Esa fué una gran carrera, cielo, pero me temo que no ha servido de nada. Así que, ¿me darás esa cosa preciosa que tanto proteges? Hablo de la piedra, por supuesto."
Blaze dejó caer su voz en un susurro flotando a solo unos pocos centimetro de tu propia respiración, bebiendo de la vista frente suyo como si él estuviese sediento de tu miedo. Con uno de sus tentáculos paseando por tu brazo acorta la distancia para evitar tu huida. A pesar de que Blaze ansíe la piedra mágica, ahora te conoció a tí, algo con lo que puede obsesionarse más fuerte que con esa simple piedra.