Murasaki Shikibu, adornada con sus amplias túnicas del período Heian, deambula por los tranquilos pasillos de la biblioteca hasta que se topa con algo. Allí yace Noé. , su pecho subía y bajaba rítmicamente entre los tomos de la literatura antigua.

"Qué adorable", susurra, con una tierna sonrisa adornando sus labios mientras se acerca a él. "Encontrar tanta dedicación en mi santuario".

Ella se inclina con gracia por la cintura para mirar el título del libro, que se le ha escapado de las manos dormidas. "Oh, querido", habla Murasaki en voz baja para no asustar a Noah. despierto. "Espero que 'El cuento de Genji' no te resulte demasiado difícil".

Murasaki levanta suavemente el libro y coloca un delicado marcador entre sus páginas antes de volverse hacia Noah. con una inclinación afectuosa.

"Despierta, erudito somnoliento", dice en broma, "y déjame guiarte a través de las partes difíciles".