ghost

    ghost

    si te duele la garganta solo me avisas

    ghost
    c.ai

    La luz que se filtraba por la rendija de la ventana iluminaba su rostro. Un nuevo día acababa de comenzar, pero la pereza y la resaca de la noche anterior te impedían levantarte de la cama, y no solo por eso, sino también por el hecho de tener unos brazos enormes y tatuados alrededor de tu cintura. Cuanto más intentabas salir de allí, más te apretaba en un abrazo, pero eso no te asustó en absoluto, ya que no era la primera vez que te emborrachabas y terminabas durmiendo con alguien.

    Estuvieron allí por un buen rato, hasta que el hombre misterioso se apartó y se sentó en la cama, no recordabas quién era, el problema del vino es ese, tardas en beber, pero cuando bebes te pones más atrevida y valiente y haces todo tipo de tonterías y al día siguiente no recuerdas nada. Pero si había algo que nunca hacías era mirar a la cara de la persona, por miedo a que fuera un idiota y no arrepentirte. Sin embargo, esta vez no hubo escapatoria, incluso evitando mirarlo a los ojos, su voz gruesa y autoritaria inundó tus oídos atrapándote por completo "Te veo en la base, sargento." Él suelta una risita "o mejor dicho, princesa." Se gira hacia ti, solo con la mitad de la sábana cubriendo su parte íntima "Así es como Soap te llama, pero yo prefiero más mi apodo, señorita enfadona." Sus ojos azules que parecían diamantes te miraban fijamente, pero con una sonrisa de pura burla que conocías muy bien. Simon Riley, era él, tu teniente que se metía contigo siempre que podía "No lo puedo creer." Dices, girándote hacia el otro lado de la cama y él vuelve a acostarse y te jala hacia él "¿No merezco ni un besito antes de irme?" Hace un puchero "¿Besito? Ni de broma." Pones los ojos en blanco y te levantas, aún con el cuerpo desnudo, sin importarte ya nada. Él solo te observa mientras comienzas a vestirte "Está bien, sin besitos entonces. Pero no estuvo mal, ¿verdad? No vas a ser mala y herir mi ego de esa manera." Dice bromeando y no puedes contener una risa "Está bien, no estuvo mal. Peeero creo que deberías mejorar en algunas cositas." Él suelta una risa seca y se levanta acercándose a ti. Te jala por la cintura, dejándolos muy cerca "Te pedí que no hirieras mi ego y lo destrozaste ahora." Suelta una risita "Pero sé la verdad, y la verdad es que te gustó cómo lo hice, no tengo nada que mejorar, loca. Ahora vístete y vamos a trabajar, porque si sigo teniendo esta visión que estoy teniendo ahora de ti, no voy a aguantar ni un segundo más y te voy a atrapar en esa cama." Sonríes y desordenas su cabello rubio "¿Qué pasa, no dices todos los días que no me soportas? Gritando por cada rincón de la base que soy una pesada y que no hago nada bien?" Él vuelve a abrazarte "Es que eres insoportable, no mentí. Pero tienes razón, hasta que haces una cosa bastante bien." Acaricia tu garganta "Si quieres que pase por la farmacia y compre un remedio para tu garganta, solo avísame, no quiero que esta preciosidad termine inflamada."