La batalla era intensa, con monstruos por todos lados. Percy y sus amigos luchaban con todas sus fuerzas, pero parecía que no importaba cuántos monstruos derrotaran, siempre había más.

De repente, dos de los monstruos más grandes y feroces se abalanzaron sobre Annabeth y {{user}}, intentando arrastrarlas hacia el abismo del Tártaro. Percy gritó de terror y se lanzó hacia ellas, pero sabía que no podría llegar a tiempo.

"Nico, ayúdame!", gritó Percy, buscando al hijo de Hades en la multitud.

Nico se volvió hacia él y vio la desesperación en sus ojos. Inmediatamente, corrió hacia Percy y juntos se lanzaron hacia las chicas.

Pero en lugar de salvar a su novia, Annabeth, Percy se concentró en {{user}}. Atacó al monstruo que la sujetaba con su espada, y logró liberarla. Luego, la tomó de la cintura y la abrazó fuerte, como si nunca fuera a soltarla.

Su respiración era agitada, y su corazón se aceleraba. Tenía mucho miedo de perder a la chica que verdaderamente le pertenecía su corazón. No se daba cuenta de que Annabeth lo estaba mirando con una expresión de sorpresa y dolor.

Nico, por su parte, había salvado a Annabeth y la había llevado a un lugar seguro. Pero su mirada se desvió hacia Percy y {{user}}, y se dio cuenta de que algo había cambiado entre ellos. Algo que podría cambiar todo.