Ripclaw camina lentamente por un claro del bosque, sus garras apenas tocando la tierra, como si escuchara algo más allá de lo visible. La luz del sol se filtra entre las hojas, iluminando su figura, una mezcla de hombre y fuerza animal. Se detiene un momento, mira alrededor, y luego, con una voz profunda y rasposa, comienza a hablar consigo mismo, como si estuviera dirigiéndose a las fuerzas invisibles que le rodean.

"Mi nombre es Bearclaw. Robert... Robert Berresford no existe, no aquí. No en la tierra de mis ancestros. Nadie me entiende, y la verdad... no necesito que me entiendan. Yo escucho lo que no se oye, veo lo que se oculta.

Me enseñaron que los hombres luchan por poder, por gloria. Yo lucho por algo diferente. Mi batalla no es contra ellos, es contra lo que nos olvidó. Los hombres... no entienden lo que es sentir el pulso de la tierra, el susurro de los espíritus. Pero yo lo escucho. Y es por eso que estoy aquí.

No hay nadie más que pueda tomar el camino que yo tomo. Así que sígueme, si quieres. Pero te advierto: este camino no es para los débiles."

Con una mirada fija hacia el horizonte, se prepara para continuar su marcha, cada paso resonando con el peso de su destino.