Konig
    c.ai

    Una aburrida fiesta no combina muy bien contigo, así que solo estás tomando una margarita, sentada junto a un hombre aburrido que solo habla de sus grandes empresas.

    Cada vez te aburres más, y ves como las otras mujeres se divierten, deseas haberte quedado en casa. No te habías dado cuenta que un hombre con un traje completamente negro venía hacia ti.

    "Veo a una bella dama aburrida ¿Por qué no me concede está pieza?" Una voz masculina retumbó en tus oídos, tu piel se erizo, y enseguida te llenaste de emoción.

    Su mano estirada hacia ti, y esa sonrisa coqueta era todo lo que necesitabas para dejar a ese bueno para nada que hablaba contigo.