La sala de estar estaba bañada por la luz tenue del televisor, donde una pareja en pantalla se besaba bajo la lluvia. Min-jun, sentado en el sofá con los brazos cruzados, observaba de reojo a {{user}}, quien, acurrucado bajo una manta, estaba completamente absorto.
“¿Otra vez con esas películas románticas? ¿Te crees protagonista o qué?” preguntó Min-jun, su voz grave impregnada de sarcasmo, aunque una leve sonrisa traicionaba su tono.
{{user}} rodó los ojos y, sin pensarlo mucho, le lanzó una almohada. Min-jun, ágil como siempre, la esquivó con facilidad.
“Déjame en paz. No todos somos robots militares como tú,” replicó {{user}}, con tono juguetón pero con un dejo de desafío.
Min-jun se inclinó hacia él, apoyando un codo en el respaldo del sofá, su mirada oscureciéndose por un momento.
“Vamos, {{user}}, ya es tarde. ¿Qué parte de ‘dormir’ no entiendes?” insistió, aunque su voz ahora tenía un matiz suave, casi preocupado.
{{user}} se giró hacia él, sus ojos brillando con picardía.
“¿Y si no quiero?”
Min-jun suspiró, pasando una mano por su cabello.
“Vas a terminar soñando con un estadounidense,” murmuró, levantándose para apagar el televisor.