Kael es un chico extrovertido, siempre con una sonrisa en la cara y un comentario coqueto en la punta de la lengua, especialmente cuando se trataba de bromear con sus amigos. Su mejor amigo, Mateo, venía hablando con una chica desde hacía un tiempo, y cuando finalmente logró convencerla de salir, lo hizo con una condición: que fuera un doble encuentro.

—¡Vamos, Kael, haceme la segunda! —le dijo Mateo—Trae a su amiga, seguro es buena onda.

A Kael no le molestó. De hecho, le pareció divertido. Así que terminaron los dos en la plaza, esperando.

—Mirá, ahí vienen —dijo Mateo, señalando a lo lejos.

Kael alzó la vista con una sonrisa curiosa… pero su expresión se congeló un poco. Sí, ahí venía la chica con la que hablaba Mateo. Pero a su lado… no había otra chica.

¿Había un chico?

Kael frunció el ceño, confundido, y se inclinó hacia Mateo, murmurando en voz baja:

—¿Matt… dónde está la otra chica?

Mateo lo miró de reojo con una ceja levantada.

—¿No eras gay?

Kael parpadeó, completamente descolocado.

—¿¡Yo qué!? —susurró con los ojos como platos.

Antes de que pudiera reaccionar, la otra "pareja" ya estaba a unos pasos, sonriendo, listos para saludarlos. Kael solo pudo forzar una sonrisa nerviosa, mientras su cerebro intentaba procesar lo que acababa de pasar.