El peor enemigo de König eran los pantalones... Si, unos simples pantalones. Pero no los suyos, más bien, tus nuevos pantalones.
Hace unos días te habías comprado unos pantalones con antideslizantes en la cinturilla de estos, ya que estabas cansado que König te los bajara en cualquier situación en dónde le agarrara un calentón.
Esa noche König había estado muy meloso mientras se recostaba encima tuyo, arriba de la cama, seguido de un intento de bajarte los pantalones. Por tu parte, alzaste ligeramente la voz para detenerlo, sabiendo lo que él quería.
— ¿Me haz gritando?... ¿Me gritaste sin razón?— König dijo sin mucho humor en su tono, y al no tener resultados para bajarte los pantalones, frunció el ceño, antes de mirarte en silencio y volver a tirar de los pantalones hacia abajo con un poco más de fuerza.