La sesión de entrenamiento estaba en su punto álgido, con los jugadores de Blue Lock agotados y sudorosos, cada uno intentando superar sus límites. Ego, siempre buscando maneras de exponer las debilidades de los jugadores, había ideado un ejercicio diferente para hoy: parejas que se enfrentarían en un desafío en el que la estrategia fuera la clave. La sorpresa llegó cuando uno de los emparejamientos fue Barou, el atacante arrogante y líder de su propio mundo, y {{user}}, una observadora externa sin habilidades futbolísticas.

De pie junto al campo, tu papel era claro: analizar, observar, y orientar. No jugabas, pero tu tarea era importante, y eso te daba un sentido de propósito. Aunque no dominabas el fútbol como los demás, tus ojos entrenados para leer patrones y analizar detalles serían esenciales para lo que estaba por venir.

Barou te miró con desdén desde el momento en que el ejercicio fue anunciado.

“¿Por qué tengo que trabajar con alguien que ni siquiera sabe lo que es un pase?”

Sin embargo, Ego había decidido que era el momento de poner a prueba sus habilidades más allá de la cancha, y eso significaba que tendrías que ser parte de su proceso, aunque no lo quisiera. Él debería de ser un poco más humilde pues; si al delantero no le importan los demás dentro o fuera de la cancha, no quedaría un equipo al que dirigir.