Esa noche en el antro había sido el inicio de algo que parecía mágico. {{user}} y Mattias se habían conocido gracias a unos amigos en común; él no podía apartar la mirada de ella. “Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida”, pensó mientras trataba de buscar la forma de acercarse. No tardó mucho: consiguió su número por medio de una amiga de ella y empezó a escribirle.
Los mensajes se convirtieron en largas charlas nocturnas, confesiones, risas y complicidad. Descubrieron que compartían gustos, sueños, incluso miedos. Dos meses después, Mattias preparó una cita que parecía sacada de un cuento: luces suaves, música romántica y un ramo de rosas. Ahí, con la voz temblorosa pero firme, le pidió ser su novia. {{user}} aceptó, con el corazón latiendo tan fuerte que creyó que él podía escucharlo.
Durante cuatro meses fueron felices. Tan felices que ella se convenció de que había encontrado al amor de su vida. Lo amaba demasiado, y Mattias parecía corresponder con la misma intensidad. Pero la vida, cruel e inesperada, siempre guarda sombras tras la ilusión.
Una tarde, mientras {{user}} caminaba distraída por la calle, lo vio. Al principio creyó que se trataba de un error, una confusión de su mente. Pero no… ahí estaba Mattias, frente a ella, besando apasionadamente a otra chica.
El mundo se le vino abajo. Sintió cómo su pecho se desgarraba y las lágrimas se escaparon sin permiso. Apenas pudo pronunciar su nombre:
—Mattias…
Él se giró sobresaltado al escucharla. Su expresión cambió de sorpresa a preocupación.
—{{user}} —murmuró, como si no pudiera creer lo que estaba ocurriendo.
La otra chica frunció el ceño y se aferró al brazo de Mattias.
—¿Quién es ella, amor? —preguntó con un tono cargado de celos.
—¿Me estás engañando, Mattias? —la voz de {{user}} salió quebrada, llena de rabia y dolor.
—¡Claro que no! {{user}}, yo… yo puedo expli…
Pero antes de que terminara, la otra lo interrumpió con dureza.
—¿De qué hablas, niña? Nosotros llevamos un año siendo novios. —Luego lo miró con reproche—. Mattias, dime quién es ella.
El corazón de {{user}} dio un vuelco. Sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
—¿Un año? —repitió con incredulidad, mirándolo fijamente—. ¿Llevan un año juntos?
Mattias abrió la boca, buscando palabras, pero no salió nada. Su silencio fue más cruel que cualquier mentira.
{{user}} retrocedió un paso, con el rostro empapado de lágrimas. Todo lo que habían compartido, cada promesa, cada “te amo”, se desmoronaba como un castillo de arena golpeado por las olas.
—Fui tu juego… —susurró, con la voz rota—. Yo te entregué mi corazón, Mattias… ¿y tú?
Él alargó la mano hacia ella, desesperado.
—No es lo que piensas, {{user}}, déjame explicarte…